La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha abierto la posibilidad de atender la solicitud de Cataluña de captar más agua del río Ebro para regar viñedos y olivos en la región del Priorato. Sin embargo, el Gobierno central se compromete a ser cauteloso con los caudales y garantiza transparencia en la resolución de cualquier conflicto territorial.
Cataluña ha solicitado permiso para realizar tres nuevas conexiones de agua desde el Ebro, lo cual tendría un costo aproximado de 60 millones de euros. Estas conexiones incluirían la construcción de canalizaciones desde el municipio de García hasta los embalses de Ciurana y Guiamets, así como una conexión entre el embalse de Margalef y la red de regadío del canal Garrigues-Sur.
Sin embargo, Aragón ha rechazado firmemente esta propuesta y la Confederación Hidrográfica del Ebro aún no la ha aprobado. La gestión de la cuenca del Ebro ha sido motivo de disputas en el pasado y los partidos políticos aragoneses se oponen a cualquier extracción de agua que pueda perjudicar al río o afectar las necesidades de riego en la comunidad.
La ministra reconoce el impacto del cambio climático en la disponibilidad de agua y destaca la gestión que el Gobierno central llevará a cabo en los próximos años. Se enfatiza la importancia de anticipar decisiones, aumentar la eficiencia y cumplir con la legislación europea en materia hídrica. No obstante, en casos de emergencia, no se descartan medidas extraordinarias.
El Gobierno se compromete a resolver cualquier discrepancia con transparencia y garantizar el acceso al agua para todos los usuarios. La ministra afirma que se buscará un equilibrio entre las necesidades de la región del Priorato y la preservación del río Ebro, teniendo en cuenta el delicado balance hídrico y respetando los intereses de todas las partes implicadas.
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