Cuando los votantes de izquierda en el estado español se quedan en casa el día de las elecciones, como lo hicieron en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, la derrota de los partidos considerados de izquierda -desde la socialdemocracia y el gobernante Partido Socialista Obrero Español- ( PSOE)- es cierto.
En esta elección, una vez que se disipó el humo de la batalla, la magnitud de las pérdidas del PSOE fue contundente. Perdió cinco o seis de sus nueve gobiernos regionales (“comunidades autónomas”, de las que hay 17) y once de sus 25 capitales de provincia (hay 52 en total).
Como resultado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se enfrenta a la posibilidad de perder las elecciones generales previstas para diciembre, seis meses después de que el PSOE haya luchado junto a sus rivales internos, la derecha resurgente (Partido Popular, PP) y la extrema derecha (Vox).
Sánchez tardó 12 horas en disolver el Congreso español y anunciar su movimiento menos drástico hasta el momento (23 de julio) con elecciones generales.
Con esta decisión pretendía galvanizar las filas del PSOE contra el horror de la victoria del PP de derecha -con su doble plan de desmantelamiento del estado del bienestar y desgravación fiscal para los ricos- y los matones racistas de Vox.
El mensaje de Sánchez a los no votantes: “¿De verdad quieren que esta gente se postule en España?”
Como resultado
Un resumen de los resultados del 28 de mayo muestra cómo llegaron las cosas a este punto.
En primer lugar, aunque la tasa de participación promedio cayó solo levemente (del 65,2% al 63,9%), la derecha subió más en los distritos ganadores y la izquierda cayó más en los distritos perdidos.
El mayor descenso de participación se ha producido en Cataluña (55,5%, un 9,2% menos en las elecciones municipales de 2019).
El colapso se atribuyó a las persistentes divisiones entre los partidos independentistas catalanes. La Izquierda Republicana de centroizquierda de Cataluña, el gobierno minoritario en la región, perdió dos capitales de provincia (Lilleida y Tarragona) ante la derecha catalana del PSOE, el Partido Socialista de Cataluña.
En segundo lugar, el desastre se distribuyó uniformemente a la izquierda. Mientras que el voto del PSOE cayó ligeramente (del 29,4% al 28,1%, perdiendo solo 13 escaños de las 12 asambleas regionales disputadas), Unitas Podemos (UP), su socio menor en el gobierno, perdió 33 escaños regionales.
La UP, que tiene concejales en 37 de los 52 ayuntamientos de las capitales de España, finalizó adelante en 17.
El resultado general dejó claro que la supervivencia del PSOE en el gobierno depende del nivel de apoyo a la UP y sus variantes regionales (como Cataluña Juntos).
El voto del PSOE subió en la nación valenciana (del 23,87% al 28,35%) y descendió levemente en Baleares, pero Unidas Podemos perdió todos sus escaños en la primera y cinco de las seis, lo que le dio la victoria en ambas. pb
En Aragón, la pérdida de la UP de cuatro de sus cinco escaños contribuyó a la pérdida del parlamento regional del PSOE frente a la coalición PP-Vox. En el parlamento cántabro, el PSOE ganó un escaño adicional, pero el voto del gobernante Partido Regional Cántabro se redujo a la mitad, cediendo el escaño a la derecha.
El escaso consuelo es que los ciudadanos catalanofóbicos han desaparecido, con todos sus escaños parlamentarios autonómicos redistribuidos al PP y Vox.
El resultado fue un final deprimente. Fase “Consejos para el Cambio”A raíz del levantamiento de Indignados del 15 de mayo de 2011.
Ya se han perdido la mitad de las elecciones municipales de 2019. A la competencia entraron los tres “Consejos de Transición” restantes, Valencia, Cádiz y Barcelona, todos los cuales persiguieron políticas progresistas en reducción de la contaminación, vivienda y transporte público.
Los dos primeros recayeron en el PP y el último fue el exalcalde de Barcelona Xavier Trias, candidato del ostensiblemente independentista Partido de Cataluña, que no mencionó la palabra independencia.
La peor parte del resultado fue un aumento en el voto de la extrema derecha, tanto en su apariencia chovinista española (el voto de Vox se duplicó al 7,1%) como en partes de la Cataluña rural.
En Ripoll, ciudad natal de algunos de los jóvenes implicados en los atentados de Barcelona de 2016, la Alianza Catalana Islamofóbica ganó seis de los 17 escaños del consejo.
Un parpadeo de luz
Un rayo de luz fue la actuación del Ejército Libertador de Izquierda EH Construye en el País Vasco español (Euzkadi) y Navarra (Nafaroa).
Ha sido la potencia con más votos en las elecciones municipales de la comarca (más del 27%), celebradas en Nafaroa capital Irúnia (Pamplona), y se ha convertido por primera vez en primera potencia en Castís (Vitória, capital de Euskadi).
Ahora está respirando en el cuello del conservador Partido Nacionalista Vasco.
Sólo un esfuerzo todopoderoso para librar a España de las fuerzas de la oscuridad puede hacerlo ahora.
[Dick Nichols is Green Left’s European correspondent, based in Barcelona. Further analysis will appear on the web site of LINKS —International Journal of Socialist Renewal.]
“Erudito de la televisión. Adicto a los zombis de toda la vida. Defensor general de los viajes. Comunicador galardonado”.