Cada minuto cuenta en el caso de un ictus, ya que el tiempo desde que ocurre hasta que se recibe intervención médica es crucial para la supervivencia y recuperación. En España se producen alrededor de 120.000 ictus al año, siendo la principal causa de muerte en mujeres y la segunda causa a nivel general. También es la principal causa de discapacidad en adultos y la segunda causa de demencia.
Aproximadamente el 75% de los ictus afecta a personas mayores de 65 años y se estima que para el año 2025 más de 1.200.000 españoles habrán sobrevivido a un ictus, de los cuales más de 500.000 tendrán alguna discapacidad. La rehabilitación inmediata es fundamental para prevenir o revertir las consecuencias físicas del ictus, y mientras más rápido se intervenga, mejor.
Algunos síntomas comunes de un ictus incluyen la pérdida del habla o de la coherencia al hablar, pérdida de movimiento en un brazo o una pierna, parálisis facial, mareo, desequilibrio y fuerte dolor de cabeza repentino. Ante estos síntomas, es importante llamar a los servicios de emergencia y no acudir directamente al hospital, ya que las comunidades autónomas tienen un sistema de derivación llamado Código Ictus que llevará a la persona a un centro especializado con Unidad de Ictus.
El tratamiento para un ictus isquémico incluye la administración de un fármaco fibrilar para destruir el trombo y, en casos más graves, la trombectomía mecánica, un procedimiento realizado por radiólogos para deshacer el trombo. La rehabilitación después de un ictus es crucial y debe comenzar lo más pronto posible, ya que ayuda a recuperar funciones perdidas y aumentar la independencia del paciente.
La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para adaptarse y reconfigurarse, juega un papel fundamental en la recuperación después de un ictus y puede ser estimulada a través de terapias y ejercicios enfocados y regulares. La espasticidad, la rigidez muscular involuntaria, es una de las secuelas más comunes del ictus y puede dificultar el movimiento y limitar la rehabilitación. Se puede tratar con fisioterapia, medicamentos relajantes musculares y toxina botulínica.
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